¡C A M P E Ó N!
San Lorenzo alcanzó su décimo título profesional tras vencer 4 a 2 a Arsenal en un Pedro Bidegain desbordado. Más de 40.000 hinchas realizaron una inolvidable fiesta que siguió en San Juan y Boedo. Ramón, la cabeza del éxito, celebró como un cuervo más.
El árbitro Gabriel Favale fue quien ingresó primero con sus colaboradores al campo de juego. Los más de 40.000 mil cuervos lo ignoraron. Los silbidos recién llegaron a las 16.04, momento en que Arsenal pisó el césped.
A las 16.05 la ovación máxima explotó en papeles, globos y bengalas cuando Cristian Tula encabezó la salida del Ciclón. Estruendoso recibimiento, típico de un campeón.
Previo saludo a la Platea Norte, Ramón Díaz se sentó en el banco local y agradeció la fiesta del pueblo de Boedo. “No es de ahora. La gente nos apoyó desde la primera fecha y eso fue muy importante para el grupo”, destacó el Pelado. Y tiene razón el ahora riojano más famoso (ya es momento de reconocerlo, ¿no?) porque los números son exactos y contundentes: San Lorenzo también es campeón en los tablones: primero en venta de entradas, sacándole 7.417 boletos al segundo.
16.11 horas. El réferi pita el inicio y los abrazos entre hinchas se gestan. Otro palmea al que tiene al lado, por más que no lo conozca. Pero qué importa. Es cuervo como uno. Sufre con los centros del Arse y la ausencia de Sebastián Méndez. Pero está Cristian Tula. Sí, el hombre de los goles importantes. Centro de Lavezzi, y el ex Ferro que puso la cabeza por encima de Sekagya para comenzar con los festejos.
La gente se entusiasmó, cantó y hasta se acordó de sus hijos. Y el Pocho se sumó a la fiesta. Intentó una pared con Gastón Fernández (me pongo de pie, ¡gran jugador!) pero la misma no llegó, pero si retornó a los pies de Lavezzi que, de primera, sacudió la red con un derechazo bajo. Dos a cero y “acá está jugando el nuevo campeón”. Sí, la cancha ya se había llenado dos horas antes.
Por primera vez en la historia, esta amorosa que nació en enero, los hinchas confirmaban que de la mano de Ramón Díaz, todos la vuelta van a dar. Pero… es San Lorenzo, y una pizca de sufrimiento hay que ponerle a este cóctel de pasión.
A los 27, una falla conjunta de Jonathan Bottinelli y Orión le dio la chance a Óbolo de descontar. Encima, tres minutos después, este mismo delantero, anticipó a Bottinelli y clavó el empate que no estaba invitado para la fiesta.
Sorpresa y caras largas. Un cuervo le reclamaba al amigo que vuelva a su lugar porque por su cambio Arsenal llegó al empate. Las cábalas también fueron constantes en este azulgrana Clausura 2007.
A pesar del empate, los futbolistas locales no cayeron anímicamente y pusieron sangre camboyana. Sino preguntarle a Tula tras chocar con la cabeza de San Martín. Cuando parecía que su destino era el hospital, el defensor se puso de pie y pidió seguir jugando. Aplausos para el flamante goleador.
Luego de un entretiempo agridulce, la gente que pudo se acomodó. Otros, hacían punta de pié mientras que algunos, sin importar su edad o estado físico, se colgaban de cualquier baranda. La cancha quedó chica. El Maracaná, otra vez, era pedido por los santos.
Con decisión, San Lorenzo arrancó la parte final. Fue tanto el incentivo de los muchachos que a los 37 segundos la Gata arañó un envío de Ferreyra (jugó muy bien) para poner las cosas nuevamente en su lugar. Menos mal que de entrada el Ciclón pudo soplar para calmar los corazones azulgranas.
Entusiasmado con el tercer gol, los santos marcharon. Lavezzi enfiló hacia el arco pero el ugandés Sekagya lo bajó y Favale, sin dudar, sancionó penal. Sí, otro disparo desde los doce pasos en un partido decisivo, como en el 95 y 2001. Por suerte, Fernández copió a Romeo aunque cambió la punta. Faltaban cuarenta minutos, pero nada ni nadie pudieron contener el grito de campeón que entonó La Gloriosa. Era 4x2 a favor de un equipo que anda como una 4x4.
El tiempo final, fue para lucirse y mostrar a otros. Entró Torres, Adrián González y Darío Bottinelli. Ovacionados como nunca, salieron Fernández, Lavezzi y Rivero. Arsenal buscó, pero no hubo peligro. El título quedó en Boedo. El décimo profesional, que se extienden con tres amateurs en el plano local.
Otro 10 de junio con San Lorenzo campeón. Sí, como hace seis años, en aquel inolvidable equipo de Pellegrini. Hoy (hoy, no “oy, oy…”) es el equipo de Ramón, el nuevo cuervo que se metió en la historia grande del club.
Allá van los jugadores. Se abrazan, se besan y festejan con la hinchada, la más ingeniosa del universo, esa que estuvo en las buenas y malas. La Gloriosa. ¡Qué hinchada tenés, San Lorenzo! Comienza la vuelta olímpica. Ramón en andas con un gorrito azulgrana. Se entregan los premios. Sigue la algarabía. Los fuegos artificiales ponían luces a la noche que ya se había iluminado con esta nueva estrella que consiguió el Ciclón.
Llegaron las 19.33. La fiesta siguió (perdón, sigue) en San Juan y Boedo como punto de partida. Porque también habrá abrazos en España, Israel, Estados Unidos y en todas parte del planeta. Es que el Mundo es Azulgrana.
GENTILEZA DE: http://mundoazulgrana.com.ar
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